martes, 19 de agosto de 2014

mi ensayo de un crimen, la reseña que nunca me publicaron

..... la historia, pfff muchos la conocen!                                                                         ENERO 2011 

Buenas noches, Fortuna. Sonríeme otra vez, y que gire tu rueda.          
Edipo Rey es una lectura difícil. Pienso que lo difícil radica en el lenguaje; o tal vez en la trama. Pero no voy a negar que cuando llegué al meollo, el morbo del incesto me atrapó y le ordene inconscientemente a mi cerebro que entrara en acción (perdón por el cliché).
Al oír y/o escuchar “ensayo comparativo” me hace pensar en que forzosamente existen similitudes entre ambas obras. Ambas son tragedias, son dos clásicos de la literatura, y los personajes principales son reyes.  Pero mas que buscar comparaciones, el presente ensayo, es un ejercicio en el cual pretendo plasmar lo adquirido en estas tres semanas de curso. ¡Espero no hacer el ridículo!
Comenzare analizando la tragedia de Edipo, quien desesperado al ver a su pueblo invadido de males, trata de encontrar el por qué del abandono de los dioses. Se niega a creer que sea él el origen de la desdicha. Acude a adivinos, quienes no creen pertinente revelarle lo que saben, por miedo, o por lealtad. Al conocer la verdad, Edipo y su madre/esposa enloquecen. Ella se estrangula y el se arranca los ojos. Sin duda, Edipo al verse culpable de cuanto ocurre, busca la manera de castigarse. 
-Es un juego de luz y tinieblas de dos personajes victimas de las consecuencias de sus destinos-, 
¿Qué pasa con Yocasta? Ella, al igual que Edipo, desconoce tal cual los hechos. Al enterarse, la invaden sentimientos de culpa que atormentan su alma, al tal grado, que decide partir hacia la oscuridad eterna.
¿Qué pasa con Edipo? El mantiene su dignidad humana hasta el último momento. ¿Por qué decide arrancarse los ojos? Me atrevo a pensar de manera metafórica, que trata de castigarse transportando la oscuridad de su alma hacia sus ojos. 
Es extraño, pero mientras ordeno mis ideas y recurro a mis recuerdos de la lectura, me invade una tristeza irracional. Supongo que se ve cumplido en mí el objetivo de la tragedia literaria. 
          La palabra Edipo, ya sea con connotación sexual, o en referencia a nombre propio, sigue hasta estos días, y todo gracias a la tragedia de Sófocles. Agradezco haber leído esta historia. Agradezco salir de la oscura ignorancia y no quedarme con las medias tintas del tal Freud y mi clase de Principios de Psicología.
Ahora, entra en escena, El Rey Lear. Debo confesar que al enterarme que leeríamos a Shakespeare pensé, inmediatamente en una historia de amor. Obvio, evidencia mi rotunda ignorancia acerca de su obra. Agradezco de nuevo la aportación de Servando a mi acervo literario.
El gran Rey de Bretaña es Lear. Un viejo cansado, deseoso de jubilarse. Tiene tres hijas, las cuales heredaran su reinado. Goneril y Regan son casadas. Cordelia, la pequeña, es soltera. Cuando Lear decide repartir las dotes a sus hijas –tratando siempre de ser justo-, tanto Goneril como Regan aceptan gustosas. Pero Cordelia, la más sensata de las tres, le dice a su padre que a ella le basta con amarlo y servirlo, sin condición alguna. Lear, soberbio, toma sus palabras como ofensa y la desconoce y deshereda.
Dos prospectos de esposo tiene Cordelia: el Duque de Borgoña, evidenciando su interés, trata de persuadirla de aceptar su dote. Cordelia lo rechaza. El otro, el Rey de Francia, sensatamente le confiere su amor incondicional y se la lleva consigo a su reino.
A raíz de tales acontecimientos, Lear entra en cólera, casi en demencia. Su hija predilecta le ha dado la espalda. Se refugia en sus otras hijas, a quienes les hace jurar amor y fidelidad eterna.
Conforme avanza la trama, las hijas de Lear comienzan a revelar sus verdaderas intenciones: relegar a su padre y controlar el reino junto a sus maridos. Alegan que su padre esta viejo y no piensa cuerdamente. Así comienza el complot contra Lear.
Paralelamente, surge otra historia dentro de esta tragedia. El Conde de Glocester, quien tiene dos hijos: Edgardo, hijo legítimo, y Edmundo, un bastardo. A ambos los ama, pero lógicamente, Edgardo tiene todos los privilegios de ser hijo de un Conde. Por tales motivos, Edmundo, lleno de celos, decide tenderle una trampa a su hermano y a su padre, enemistándolos. Así que logra que Glocester destierre a Edgardo y este huye despavorido. Se oculta en el bosque, fingiendo ser un demente.
La trama llega a un punto, en que ambas historias se entrelazan en tiempo y espacio. Cuando Lear se entera de la traición de sus hijas, huye junto a su fiel servidor el Conde de Kent. Este personaje también fue desterrado por Lear durante su arrebato de ira tras lo de Cordelia. Pero Kent,  fiel a su rey, se disfraza y finge ser otra persona para protegerlo de lo que intuía iba a suceder. Al huir, Lear  lleva consigo a su bufón, un hablador a quien el Rey tiene en gran estima.
Mientras huyen, Lear y sus acompañantes llegan a una cabaña. Ahí se encuentran a Edgardo, quien esta irreconocible y no dudan que sea un demente. Vocifera palabras y frases sin sentido para no ser descubierto. Teme por su vida e ignora por qué los otros se encuentran ahí.
Mientras tanto, en alguno de los palacios, Edmundo, el bastardo, complota con las hijas de Lear para matarlo. Y a su vez, estas le ayudan a acusar y capturar a Glocester. Lo acusan de conspirar contra el reino y estar de lado de Francia, excusando que es una venganza de Cordelia contra su padre. Al capturarlo, Glocester es mancillado y humillado al tal grado que lo pisotean y le arrancan los ojos. Al igual que Lear, Glocester se ve obligado a huir. Más adelante se reencontraran.
En el bosque, Glocester, junto a un fiel sirviente, es encontrado por Edgardo, pero este no deja de fingir ser un loco. Cree que su padre lo odia pero desconoce el por qué de su ciega condición. 
A la par que avanza la trama, los personajes se unen cada vez más. Las hijas malvadas de Lear mueren.  Lamentablemente, Cordelia muere por ordenes de Edmundo, no sin antes reconciliarse con su padre. La que llego a ser reina de Francia después del destierro, muere en brazos de su padre. Y Lear, sosteniéndola en sus brazos, muere, de dolor. Edgardo deja de ocultarse. Obviamente Edmundo muere. Finalmente, después de infinitas vicisitudes, el bien gana sobre el mal. 
¿Moraleja? Me inclino más por un profundo compromiso del autor con su lector. Un compromiso de transmisión de sentimientos, además de un mensaje, donde la verdad, la justicia y la lealtad son piezas clave de un éxito seguro. 
Ambas tragedias –desde sus respectivos contextos-, dejan claro: si obras honestamente, el bien, la vida -y demás sinónimos-, te irá bien. Desde esos remotos tiempos, la moral nos aparecía hasta en las cajas de cereal (en este caso, en las obras de Shakespeare).
¿Por qué la vista es un tema tan recurrente en ambas obras? Sin duda, desde una perspectiva metafórica, la falta de luz, la falta de vista te conduce a las tinieblas. Las tinieblas, visto no solo como oscuridad, sino como desconocimiento, ignorancia, condenación, y demás sinónimos que remonten a cualidades negativas de un ser o condición humana.  Por ser tragedia, las escenas están cargadas de dramatismo y cierto grado de crudeza. Obviamente hecho a propósito. En Edipo, por ejemplo, se cuentan sucesos de índole incestuoso que bien podrían escandalizar a cualquier señora no tocada por mundanidad alguna. Si, de esas que hacen escándalo por todo! Ignorando o más bien, desechando el trágico auto castigo de una madre al verse victima de un pecado mortal y el gran peso de culpabilidad de un hijo/esposo, quien pierde su identidad y todo lo que es. Irónicamente, el que algún día fue el Rey.
Me pregunto: ¿tendría hoy en día, la misma proyección una historia con características similares a  estas, en cuanto al valor moral y el mensaje intencionado? Quizás no el mismo valor moral, pero gracias al morbo y los medios de comunicación masiva, la proyección sería, muy probablemente mayor que la que Sófocles o Shakespeare anhelaron algún día
¿Qué gane como lectora, como alumna y como ser humano al leer estas historias? Como lectora, una biblioteca intelectual más amplia. Como alumna –espero- una calificación favorable. Y como ser humano, quizás nada, soy victima de estos tiempos, la insensibilidad se ha comido pedazos de mi alma y no dejo de estar consciente, a final de cuentas que es mera ficción. Si remueve sentimientos, no lo negaré, pero estos desaparecen al percatarme -después de sumergirme y de salir de un consciente sueño-, de mis dedos al pasar las hojas. 
Me veo cansada, los ojos me pesan y el cuerpo me duele. ¿Habrán pasado Sófocles o Shakespeare por tales agravios? Espero que si, al menos, mi sacrificio tendría un sentido, y una razón. Una razón verdadera y además, me sentiría como toda una literata. Y por último, ¡por su culpa estoy desvelada, lo menos que pudieron hacer fue desvelarse también! Ja ja ja.
“Vosotros, señores y nobles amigos, oíd nuestras intenciones. Cuanto podamos hacer para reparar tantos desastres, lo haremos. Mientras viva el Rey, suyo será el poder absoluto. A vos, Edgardo, os devuelvo todos vuestros derechos añadiéndoles los nuevos honores y mercedes que habéis sabido conquistar. Todos nuestros amigos recibirán la recompensa de sus virtudes y nuestros enemigos beberán la amarga copa debida a su malignidad”. - El Duque de Albania


P.D. NO VOY A PONER LA CITA PORQUE ME DA HUEVA!



                      


mi teacher me dijo que todo lo que hago que todo lo que hago que todo lo que hago esta maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaal...... que chingue a su madre! ay que bonitos recuerdos! :)
ME CAGA EL TRI!!!



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