Tengo la
firme convicción y la experiencia en las manos y el corazón, de que en un solo fin
de semana tu vida puede dar un giro radical, para bien o para mal.
Mi aventura
hasta el momento fue irme a la playita. Esa necesidad catártica de expulsar simbólicamente todo el exceso
de mierda que a raudales pedía salir por mis distintos músculos esfinterianos.
El mar no tiene la culpa, por eso le llamo simbólico al desagüe, por el
contrario, ese muy cabron tiene propiedades curativas. Tenía casi 3 años sin
ver, oler y sentir el mar. La excusa perfecta y el momento adecuado llegaron en
forma de puente, el más chingon en muchos años. Gente, pláticas, risas,
cigarros, caminatas apaches y anécdotas de todas las formas y colores
imaginables. Hice amigos, conocí amigos y mire a viejos amigos.
Bueno,
dejemos de lado esas mamadas pseudointelectualoides y hasta jodorwskyanas para
hablar del verdadero sabor de mi trip playero. Comencemos por el principio….
“El clima
era perfecto y tu sonrisa lo corroboro”.
Se
sentía bastante ridícula de sentir el nerviosismo de una especie de “cita a
ciegas”, pero cuando se conocieron todo nervio se fue al carajo y la
camaradería reino desde el primer instante y hasta el último. Quería estar
segura de que era posible que lo que plasmaba en la pantalla fuera igual o casi
igual en la vida real, ja! Mas ridícula aun! ahí fue cuando se dio cuenta de
que no todos son una caricatura de sí mismos. Los avatar son pendejos sin una vida!
por más que trató de luchar con su subjetividad histórica, la muy perra se hizo
presente, así que, junto al frasco de pachuli guardo cualquier indicio sentimental
que pudiera arruinar la simbiosis comenzada con el sonido de un claxon.
El
ritual accidental de bienvenida fue de lo más mono! Un grupo de adultos
responsables y borrachos, medio vintage, izquierdosos y buena onda, así como
ella! Se sintió libre, linda y loca!
Al
día siguiente comenzó en forma el viaje personal con su objeto de estudio.
Dicho objeto asumió bastante responsable su papel de contador, incluso se
convirtió en el conductor natural de la narración, decidió a donde ir, el
contexto de las charlas y los elementos para que estas se llevaran a cabo. Un
ejemplo digno de mención y creo podría adoptarse como técnica historiográfica
en un futuro no muy lejano fue cuando fueron al cementerio del pueblo, el tip
es el siguiente: ‘si te gusta la grifa, procura que tu objeto de estudio tenga
buenas relaciones públicas, así te evitaras una parada en el bote y el zurradon
que te metió don Braulio, el policía del cementerio, con su fusca, que más bien
parecía bazuca’. Ya que por fin, el narrador cajitademonerias pudo desafanar de
la forma más tierna, política y graciosa (si, todo eso) al poli, la charla prosiguió.
Lo más curioso del asunto, es que no había una grabadora de por medio que registrara
las palabras, mas bien y de forma natural, la narración se convirtió en charla de viejos amigos y la dinámica objeto de estudio/historiador se fue de puntitas a chingar a su
madre! El objeto se convirtió en sujeto, se convirtió en su amigo, su amigo que
antes era un desconocido, y que ahora, tenia de frente, compartiendo parte de
su vida sin pendejada científica de por medio, amistad pura, amor puro en cada
palabra, en cada anécdota.
La
experiencia de la playa, la siesta, los delfines y el ballenato, don Braulio y
el camino apache, etc., etc., están grabados en mi mente y en mi corazón. Las palabras
de mi parte son pocas, los sentimientos son muchos y los agradecimientos
inmensos. Agradezco a esa bola de piratas que conocí este fin, pero sobre todo
a ti, pinche chaparro!
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asi mero me imagine la fusca de don Braulio, lo foto solo es ilustrativa, el contexto es totalmente diferente. |
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asi mero llegaron por mi, pero con una sonrisota mas aca! |
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